Estado de gracia
Trabajar con clientes es un desafío permanente, un navegar perpetuo entre frustraciones y maravillas
Los 5 estados de gracia
A lo largo de los años, he conseguido establecer los 5 estados de gracia imprescindibles a la hora de trabajar con mis clientes:
1. Paciencia.
Por algo está en el primer lugar de la lista. Hay que entender que revisar procesos, reestructurar estrategias de comunicación (o las que toque), implica mover estructuras del cliente que, a menudo, pueden llevar años así. Formas de hacer, metodologías, recursos internos, tiempos de acción y reacción, son formas muy propias de cada marca, y a veces lo pueden sentir como una crisis existencial. En estos casos, y en TODOS los demás, la paciencia será tu mejor arma.
2. Perspectiva.
Porque donde está el cliente solo está el cliente, es que hay que aprender a ponerse en los zapatos de sus conflictos y necesidades. No desde el libro categórico de los do's y dont's, sino desde su mirada interna y dolores particulares.
3. Firmeza.
No son pocas las ocasiones en que el cliente insiste en mantener parte de la estrategia o ir hacia un rumbo que, por experiencia y estudio de casos similares, sabes que no funcionará, que a la larga o a la corta, esa solución será una piedra en el zapato que acabará dañando la estructura. En esos casos hay que saber decir no. Y a veces ese "no" cae mal, pero quien te pague para que digas a todo que sí está en uno de dos escenarios: Uno, no cree en tu capacidad profesional por lo cual, hagas lo que hagas, tu hacer no tendrá valor al final del día; Dos, solo quiere pasar un trapo para limpiar una zona visible, pero la carcoma en la estructura le da igual. Ninguno de los dos le hará bien a tu negocio, así que sal de ahí.
4. Humor.
Sin humor, lo anterior es imposible. Disipa temores, minimiza el estrés de los cambios, y genera lazos.
5. Desapego.
Finalmente, cuando todo está hecho, hay que dejarlo andar de forma autónoma. A partir de ahí ya no puedes ir por la vida como un control freak, revisando si se siguen los lineamientos y planificaciones. Lo mismo cuando dejas ir a un cliente por divergencias irreconciliables. La vida sigue, y con ella el desarrollo de otras ideas. Las que ya sembraste darán, si el viento lo permite, buenos frutos para contemplar, a lo lejos, con el tiempo.
Relaciones que valen la pena
Hace quince años que tengo una caprichosa teoría: toda relación que valga la pena debe atravesar, victoriosamente, al menos tres tormentas.
Clientes, amigos, amigas, amores de todo tipo y color, pasarán, si la cosa funciona, por raros e incómodos desaciertos. Un presupuesto equivocado, una palabra desacertada, un momento de extraño mal humor, darán pie para tirar todo por la borda, swipe left, romper el contrato.
Sin embargo, es de esas desavenencias que se nutren las mejores ideas.
Cuando entramos en desacuerdo hay dos posibles salidas (solo dos): conciliar o claudicar. Cuando elegimos la primera entramos en un estado de gracia en el que debemos combinar lo mejor de ambos mundos.
Van a creer que miento, pero juro que hablo con la verdad y nada más que la verdad, cuando digo que en el momento en que mis clientes me comunican que quieren algo totalmente en contra de mi criterio, una parte de mí siente cierto placer con el desencuentro.
¿Por qué? Porque de esos cruces de planetas saldrá algo que a priori no imaginaba y eso, si se hace con cabeza y estrategia funcional, siempre es una buena noticia.
Top 10 de colaboraciones
Para poner a prueba todas estas teorías un amigo y yo hemos estado haciendo listas colaborativas.
La última fue, justamente, sobre colaboraciones musicales. ¿Cómo lo hicimos? Cada uno puso su top 5, y entre los dos sumamos esta decena de canciones sobre las que no importa si estamos de acuerdo. El juego se basa en que la mágica combinación, más que dividir, nos aporte.
¿Probamos?
(Manden canciones. Tema: top 5 de canciones para superar un conflicto)